Kara Lennox - Muy En Secreto, novelas romanticas

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//-->Muy en secreto7º Serie Multiautor Los ElliottKara LennoxMuy en secreto (2007)Título Original:Under deepest cover (2006)Serie multiautor:7º Los ElliottEditorial:Harlequín IbéricaSello / Colección:Deseo Miniserie 19Género:ContemporáneoProtagonistas:Bryan Elliott y Lucy MillerArgumento:Su nombre en clave era Casanova… y le iba a la perfecciónCuando el millonario, convertido en espía, Bryan Elliott la salvó, Lucy Miller,empleada de banca convertida en topo, descubrió que el nombre en clave que élutilizaba estaba más que justificado, era todo un Casanova. Cuando el peligroempezó a asediarla, Bryan le ofreció el refugio de su maravilloso apartamento enManhattan, le dio un nuevo nombre y un nuevo aspecto y la convirtió en unamujer deseable y sofisticada. No quedaba ni rastro de la tímida Lucy Miller y lamujer seductora en la que se había transformado aceptó hacerse pasar por laamante de Bryan… pero tenía que hacer un esfuerzo por recordar que suatracción era sólo una tapadera…https://www.facebook.com/novelasgratisCapítulo Uno—¡Tienes que ayudarme a salir de aquí! —siseó Lucy Miller, apretando elteléfono móvil en su mano.No era un teléfono móvil cualquiera, sino uno encriptado que le habían llevadopor mensajería a casa hacía unas semanas. Había sonado justo cuando estabasaliendo de una reunión y había ido al aseo de señoras a contestar la llamada,asegurándose antes de que no hubiese nadie.—Relájate, Lucy —le dijo aquella voz aterciopelada que tan bien conocía ya.A menudo había fantaseado con aquella voz, preguntándose qué aspectotendría el hombre al que pertenecía, pero en ese momento estaba demasiadoasustada para tratar de imaginar nada que no fuese cómo salir de aquella situaciónde una pieza.—No me digas que me relaje. No eres tú quien está en este banco intentandoactuar con normalidad sabiendo que alguien quiere matarte.—Nadie va a matarte.—Eso lo dices porque no has visto al hombre que estaba siguiéndome estamañana. Reconozco a un asesino a sueldo cuando lo veo. Llevaba gabardina.—¿Y qué?,está lloviendo.—¡«Casanova», no estás escuchándome! Me han descubierto; alguien ha estadoen mi apartamento. O me sacas de aquí, o tomaré el primer avión que salga paraSudamérica y me llevaré todos los datos conmigo.—¡No! Espera, Lucy, sé razonable; no…—Estoy siendo razonable. He hecho todo lo que me has pedido sin cuestionarnada; he confiado en ti aunque nunca nos hemos visto ni sé tu nombre. Ahora eres túquien tiene que confiar en mí. No soy idiota, y si no me sacas de aquí este teléfonotan caro acabará en la primera alcantarilla que encuentre y nunca volverás a saber demí.—Está bien, está bien. Supongo que podría reunirme contigo sobre las cinco ymedia o las seis. ¿Crees que podrás mantener la calma hasta entonces, irte a casa yesperarme allí?Lucy inspiró profundamente, en un intento por tranquilizarse.—De acuerdo, pero si me ocurre algo tienes que prometerme que te pondrás encontacto con mis padres y les dirás que los quiero, que siempre los he queridoaunque no se lo haya dicho muy a menudo.—No te pasará nada, exagerada —le contestó él—. Recuerda, no pierdas losnervios —le reitero antes de colgar.Lucy le lanzó una mirada furibunda al teléfono antes de colgar también.¿Exagerada? ¿Acaso creía que estaba paranoica o algo así?Escaneado por Polylopez y corregido por SiraNº Paginas 2-99https://www.facebook.com/novelasgratisGuardó el aparato en el bolso, salió del cuarto de baño, y se dirigió a sudespacho con la esperanza de no encontrarse con nadie. Sin embargo, justo cuandoestaba doblando una esquina se topó con el director del banco, el señor Vargov.—Ah, hola, Lucy. Precisamente estaba buscándote.—Perdone; estaba en el aseo. El almuerzo no me ha sentado muy bien —mintió.El señor Vargov escrutó su rostro con su ojo sano. Le habían dicho que habíaperdido el otro en algún tipo de accidente, pero desconocía los detalles.Lucy rogó por que no notara lo nerviosa que estaba.—Desde luego no tienes buen aspecto —le dijo el director—; estás muy pálida.—Oh, no se preocupe, estoy bien —replicó ella, forzando una sonrisa.El señor Vargov siempre la trataba con amabilidad, de un modo casi paternalincluso. Era amigo de su tío Dennis, y había sido quien le había dado aquel empleoen un momento de su vida en que había estado desesperada por encontrar un trabajoestable.A pesar de ser licenciada en Ciencias Económicas no se había visto losuficientemente preparada para el puesto que le habían dado porque no teníaexperiencia, pero parecía que estaban contentos con ella.De hecho, en opinión del señor Vargov hacía demasiado bien su trabajo; decíaque era demasiado concienzuda. Sin embargo, no se había tomado en serio sussospechas de malversación de fondos. Ése era el motivo por el que había acudido alDepartamento de Seguridad Nacional, y así había sido como había entrado encontacto con «Casanova».—¿Por qué no te tomas libre el resto de la tarde? —le sugirió el señor Vargov.—Oh, no, no puedo hacer eso; me dijo usted que necesitaba esos informespara…—Los informes pueden esperar; vete a casa y descansa, Lucy.—Gracias, señor Vargov, pero de verdad que estoy bien. Quizá salga un pocoantes si veo que sigue molestándome el estómago.Y quizá debería hacerlo, se dijo cuando el director se hubo alejado por el pasillo.Tal vez así lograría despistar al hombre que había estado siguiéndola.No le importaría nada dejar aquel trabajo. Había necesitado un lugar pararecobrarse, para curar sus heridas y reencontrar el norte, y Alliance Trust, un bancode Washington, se lo había permitido, pero sentía que había llegado el momento deque continuara su camino.Se quedaría otra hora para descargar más información a la memoria USB de altacapacidad que le habían enviado con el móvil encriptado, y luego se iría de allí parano volver.Casanova le había prometido que la llevaría a un piso franco, y cuandohubiesen arrestado y encarcelado a todos los implicados en aquel turbio asunto,comenzaría una nueva vida en otra ciudad.Escaneado por Polylopez y corregido por SiraNº Paginas 3-99https://www.facebook.com/novelasgratisA las tres y diez ya estaba lista para marcharse. Escondió la memoria USB en elsujetador, y tras tomar el bolso y el paraguas fue a decirle a Peggy Holmes, lasecretaria del señor Vargov, que se iba a casa porque le molestaba el estómago.—Vete tranquila, Lucy —le dijo la mujer—. En todo el tiempo que llevas aquísólo has faltado una vez al trabajo, y fue porque te tuvieron que hacer unaendodoncia, si no recuerdo mal.Peggy, que llevaba casi veinte años en el banco, pasaba ya de los sesenta, perotenía una memoria portentosa para los detalles, y era muy eficiente en su trabajo.La idea de bajar sola al aparcamiento no se le antojaba muy apetecible, yademás se dijo que quizá sería mejor variar su rutina diaria para despistar a quienestaba vigilándola. Tomaría el autobús en vez de volver en coche.Cuando abandonó el edificio seguía lloviendo. Era una lluvia fina peroincesante, así que abrió el paraguas y aprovechó para ocultarse debajo de él ycomprobar que no hubiera nadie a la vista. No vio a nadie sospechoso, así que echó aandar con calma, y se detuvo a unos metros de la parada de autobús y fingió quemiraba un escaparate.Sólo cuando vio que se acercaba el autobús echó a correr y subió a él, justo antesde que se cerraran las puertas. Las únicas personas a bordo además de ella eran unamadre y sus dos hijos pequeños; gracias a Dios.Cuando se bajó en su parada volvió a mirar en todas direcciones. Parecía queno la habían seguido. O eso, o quienes la estuvieran vigilando habían decidido queno tenían por qué preocuparse. Habían entrado en la casa, pero era imposible quehubieran hallado nada que pudiera delatarla. Siempre llevaba consigo la memoriaUSB.La casa donde vivía sólo tenía una puerta, así que la había trucado esa mañanaal salir para poder saber si alguien había intentado forzarla.Sin embargo, para su alivio el trozo de hilo que había pillado entre la puerta y elmarco seguía en el mismo sitio. Sacó la llave del bolso y entró, deteniéndose uninstante para sacudir el paraguas y asegurarse otra vez de que no la habían seguido.Llevaba dos años viviendo allí de alquiler, y había sido su tío quien le habíaencontrado aquel sitio. No estaba mal, pero era una casa impersonal en un barrioaburrido, como aburrida había sido su vida hasta hacía unas semanas. De hecho, nose había tomado molestia alguna por hacer la casa más acogedora, así que tampoco lecostaría nada decirle adiós.Apenas había cerrado y echado el cerrojo cuando una mano le tapó la boca, altiempo que el asaltante la agarraba por la cintura, atrapándola de modo que nopudiera huir.A pesar del pánico que la invadió, Lucy reaccionó con rapidez. Le clavó elparaguas en el muslo y el hombre emitió un gruñido.Lucy aprovechó para soltarse. Se puso en cuclillas, le agarró una pierna y tiró.El hombre cayó al suelo, y Lucy se apresuró a incorporarse, se giró sobre los talones,y le apuntó a la garganta con la punta del paraguas, como si fuese una espada.Escaneado por Polylopez y corregido por SiraNº Paginas 4-99https://www.facebook.com/novelasgratis—¡Lucy, para! ¡Soy yo, «Casanova»! —exclamó el extraño, arrancándole elparaguas y arrojándolo a un lado.Al hacerlo, sin embargo, no sólo logró «desarmarla», sino también hacerleperder el equilibrio, con lo que Lucy cayó sobre él, y se encontró mirándose en losojos más azules que había visto jamás.—¿«Casanova»? —repitió anonadada.Sin embargo era una pregunta retórica; sabía que era él. Lo había sabido nadamás oír su voz.—Por Dios, ¿estás loca o qué? Casi me matas.—Entras en mi casa. Me atacas, me defiendo… ¿y me dices que estoy loca?—Se suponía que no debías llegar hasta más tarde y no sabía quién eras —replicó él—. Por cierto, ¿dónde has aprendido a defenderte así?—Asistí a unas clases de defensa personal hace un tiempo —contestó Lucy—.Aún no me has dicho qué estás haciendo aquí. ¿Por qué no has esperado a quellegara?—Quería averiguar si estaban vigilándote de verdad, como me dijiste.—Pero… ¿cómo has entrado? La puerta no está forzada.—He entrado por la casa de tu vecina —respondió él con una sonrisa socarrona,antes de señalarle un enorme boquete en la pared del salón.Lucy lo miró con los ojos muy abiertos.—¿Has entrado por ahí? Por Dios, le habrás dado un susto de muerte a mivecina. Y no quiero ni pensar qué dirá mi casero cuando vea la pared.—No estarás aquí para averiguarlo porque nos vamos.Lucy se sintió inmensamente aliviada al oír esas palabras.—Entonces… ¿quieres decir que me crees?Casanova se puso serio.—En esta casa hay más micrófonos ocultos que en la embajada de los EstadosUnidos en Rusia. No hay duda de que alguien ha estado aquí.—¿Significa eso que están escuchándonos en este momento? —le preguntóLucy bajando la voz.—Supongo que será un sistema de grabación que se active al captar ruido devoces, pero no creo que estén a la escucha ahora mismo. Se supone que a esta hora nodeberías haber llegado aún a casa —le explicó él—. Pero no disponemos de muchotiempo; tenemos que salir de aquí lo antes posible. Así que, si no te importa,¿podrías…?Lucy se puso roja como un tomate al caer en la cuenta de que todavía seguíaencima de él. Podía sentir cada ángulo de su cuerpo musculoso debajo de ella, y laEscaneado por Polylopez y corregido por SiraNº Paginas 5-99 [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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